miércoles, 25 de julio de 2012

Guillermo Gorostiza (1909-1966)


Guillermo Gorostiza Paredes (Santurce, Vizcaya, 15 de febrero de 1909 - Bilbao, 23 de agosto de 1966) fue un futbolista español que jugó en la Primera División de España. Su primer equipo fue el Arenas Club de Guecho.

Gorostiza nació en 1909 en Santurce, en el seno de una familia bastante acomodada, ya que su padre era médico de profesión. Realizó sus primeros estudios en su localidad natal y luego fue enviado por sus padres a un internado en Miranda de Ebro a estudiar el bachillerato. Travieso y mal estudiante, más interesado por el fútbol que por los libros, abandonó los estudios y entró a trabajar en una factoría naval de Sestao, donde aprendió el oficio de tornero.

Su primer club de fútbol fue el Chávarri de Sestao donde coincidió ya con el que sería su futuro compañero en el Athletic, el portero Gregorio Blasco. De ahí pasó al Zugazarte de Guecho donde empezó a jugar en el puesto de extremo izquierdo. El Arenas Club de Getxo le fichó del Zugazarte por treinta duros de plata y Gorostiza llegó a jugar 10 partidos con los areneros. Gorostiza sin embargo, enfrentado a la directiva del Arenas, se declaró en rebeldía abandonó Vizcaya y el Arenas y se escapó a la Argentina, residiendo durante algún tiempo en casa de un pariente suyo en Buenos Aires.

Volvió a España para cumplir el servicio militar, siendo destinado como marino a El Ferrol, donde sus cualidades como futbolista no pasaron desapercibidas. Ingresó en el equipo local, el Racing Club de Ferrol con el que jugó durante el tiempo que duró su mili. Con el Racing debutó en categoría nacional y se convirtió en un jugador conocido a nivel nacional a raíz de que el modesto Racing lograra derrotar al RCD Español, campeón de la Copa de 1929, en un partido en el que Gorostiza anotó el gol de la victoria.

Recomendado por el jugador Ramón Lafuente, que había sido compañero suyo en el internado de Miranda, Gorostiza fue fichado en 1929 por el Athletic Club. El fichaje de Gorostiza por parte del Athletic fue causa de un conflicto con el antiguo club del santurzano, el Arenas de Guecho, que poseía sus derechos legales y que no los quería ceder a su gran rival local. El asunto se zanjó con el pago por parte del Athletic de 20.000 pesetas y un partido amistoso.

En el equipo bilbaíno jugó a partir de la temporada 1929-30 y formó parte de la conocida como “primera delantera histórica” del Athletic Club, junto a Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Unamuno. Con este club conquistó en 4 ocasiones la Liga española y en otras 4 el Campeonato de Copa. Además consiguió dos veces el Trofeo Pichichi marcando 19 goles en la temporada 1929/30 y 12 en la 1931/32. Durante su paso por el Athletic el periodista deportivo "Rienzi" le bautizó con el apodo de La Bala Roja por sus veloces internadas por la banda izquierda.

La Guerra Civil Española paralizó las competiciones futbolísticas oficiales entre 1936 y 1939. Gorostiza estaba al inicio de la guerra en Vizcaya, que queda en la zona republicana. En 1937 es enrolado en la Selección de Euzkadi, combinado provincial creado por el Gobierno Vasco con el fin de recaudar fondos en Europa para los refugiados vascos y realizar una labor propagandística en favor del Gobierno Vasco y la República. Gorostiza coincidió con muchos de los mejores futbolistas vascos de la época como Luis Regueiro, Isidro Lángara o sus compañeros del Athletic Club, Txato Iraragorri y Gregorio Blasco entre otros. El Euzkadi realizó una brillante gira por Europa disputando partidos amistosos hasta que Bilbao cayó en manos franquistas. Entonces Gorostiza desertó del equipo y sin decir nada a sus compañeros regresó a España, a la zona nacional, donde fue recibido con los brazos abiertos por las autoridades rebeldes. Gorostiza se unió al requeté carlista y luchó con el bando nacional, que lo utilizó para fines propagandísticos hasta el final de la guerra. Solo otro de los jugadores de la Selección de Euzkadi, Roberto Echevarría, siguió los pasos de Gorostiza.

Tras la Guerra siguió militando en el Athletic Club, pero en la temporada 1940-41 fue traspasado al Valencia CF. A pesar de ser ya un veterano de 31 años siguió rindiendo en el Valencia varias temporadas a grandísimo nivel. Con este equipo ganó dos Ligas (1942 y 1944) y un Campeonato de Copa (1941). En el Valencia CF fue uno de los integrantes de la famosa delantera eléctrica junto con Epi, Amadeo, Mundo y Asensi. Fue el jugador que marcó el gol número 500 del Valencia CF en Primera división. En 1946 se acabó su paso por la élite al retirarse ese año del Valencia y de la Primera división española. El Estadio de Mestalla fue escenario de un partido de homenaje a su gran carrera deportiva. En total jugó 257 partidos en Primera división anotando 185 goles.

Sin embargo, a pesar de contar ya con 37 años de edad, Gorostiza no se resignó a colgar las botas y decidió seguir su carrera como futbolista en la Segunda división española jugando en las filas del Baracaldo Club de Fútbol. Tras dos años en el Baracaldo jugó otras dos temporadas en el Club Deportivo Logroñés en la Tercera división española, donde compagino funciones de jugador y entrenador. Su retirada se produjo en un modesto club asturiano, el Real Juvencia de Trubia, cuando tenía ya más de 40 años de edad. En 1951 recibió finalmente un homenaje en el Estadio de San Mamés como colofón final de su carrera.

Se trataba de un hombre que llevaba una vida irregular y bohemia desde sus años de juventud,lo que fue derivando en alcoholismo ya en los últimos años de su carrera como futbolista. De él se cuentan historias de que desaparecía durante días sin dejar rastro para aparecer justo antes de los partidos o que llegó a jugar algún encuentro con el Valencia CF en estado de embriaguez. No supo gestionar el dinero que había ganado en su carrera, por lo que se vio forzado a prolongar su carrera por encima de los 40 años de edad y malvivió durante los últimos años de su vida.

En los últimos años de su vida sufrió una afección pulmonar que desencadenó su muerte prematura. Poco antes de fallecer apareció en el documental Juguetes rotos dirigido por Manuel Summers en el que se entrevistaba a personajes que habían sido muy populares en otras épocas, pero que habían quedado olvidados con el paso tiempo y que vivían situaciones difíciles.

Murió en 1966 a los 57 años de edad en el Sanatorio de Tuberculosos de Santa Marina de Bilbao. Se dice que una de las escasas posesiones que le encontraron, de la que no quiso despegarse a pesar de sus problemas económicos, fue una pitillera de plata regalada por el presidente valencianista Luis Casanova con esta inscripción: "Al mejor extremo izquierdo del mundo de todos los tiempos".

Ha sido internacional con la selección nacional de fútbol de España en 19 ocasiones, marcando 2 goles. Fue uno de los jugadores mas destacados en la selección española durante los años 1930 y 1940. Su debut como jugador de la selección española fue el 14 de junio de 1930 en el partido Checoslovaquia 2 - 0 España.

Fue integrante del combinado español durante el Copa Mundial de Fútbol de 1934. Con posterioridad a la Guerra Civil fue también internacional jugando en las filas del Valencia CF.

jueves, 19 de julio de 2012

Ciriaco Errasti (1904-1984)


Ciriaco (1904-1984)
Ciriaco Errasti Siunaga, conocido simplemente como Ciriaco, nació en Eibar (Guipúzcoa). Jugaba de defensa y su primer equipo fue el Lagún Artea.

Ciriaco comenzó a jugar en la Unión Deportiva Eibarresa de su ciudad natal, pero adquirió una gran notoriedad en el Deportivo Alavés, en donde empezó a formar un gran tándem defensivo con Quincoces. El gran trabajo de ambos llevó al conjunto vitoriano a Primera División. No pasaron desapercibidos para Santiago Bernabéu. En 1931 era el delegado futbolístico del club. Tras fichar a Zamora un año antes, comprendió que esta pareja defensiva era necesaria para ganar el título de Liga. El trío defensivo de la selección española vestía de blanco.

Italia 2-España 3 (22 de junio de 1930)

Su llegada al Real Madrid estuvo rápidamente refrendada por los éxitos. En sus dos primeras campañas (31-32 y 32-33) conquistó las dos primeras Ligas en la historia del mejor club del siglo XX. Su sobriedad y contundencia fueron claves en esos títulos. En esas primeras campañas jugó casi todos los encuentros ligueros, formando una defensa casi inexpugnable. En la campaña del primer alirón Zamora recibió tan sólo 15 goles, por los 17 de la segunda.

Una lesión dejó casi en blanco a Ciriaco en su tercera temporada como madridista. Sólo pudo jugar los últimos dos partidos de Liga. Su ausencia se dejó notar y por eso el Real Madrid no pudo conseguir su tercer título de Liga consecutivo. La importancia de la vuelta del bravo defensa eibarrés se dejó notar y el Madrid pudo conquistar la Copa ante el Valencia, triunfo que repitió en 1936 al vencer a los levantinos por dos a uno en Barcelona. En 1934 jugó a pleno rendimiento el Mundial de Italia y su trío con Zamora y Quincoces fue reconocido como el mejor del mundo. El comienzo de la Guerra Civil puso fin a la carrera de un defensa racial que dejó huella por la indomable manera de defender a su equipo.

Al estallar la Guerra Civil, Ciriaco se recluye en su Eibar natal y vuelve a su primer equipo, el Alavés. Poco después se olvidó del fútbol para siempre. Una vez normalizada la situación pasó a trabajar durante muchos años en el Banco Guipuzcoano. Falleció el 8 de noviembre de 1984.

Ciriaco era un jugador recio y bastante potente que sobresalía por la contundencia con la que se aplicaba en todas sus acciones. No se complicaba nunca la vida, consigna principal que recibían los defensas de la época.



lunes, 16 de julio de 2012

Jacinto Quincoces (1905-1997)



Quincoces nació en Barakaldo, el 17 de junio de 1905. Pronto empezó a dar patadas a todo lo que se le ponía por delante –botes, piedras , papeles, trapos, etc.-, en claro mimetismo con aquellos mozos, pioneros del fútbol, que, enfundados en rústicos uniformes, pateaban un cuero inflado en aquella primera década del siglo. Se enrola en el San Antonio, primero, y en el La Giralda, más tarde, ambos equipos de barrio sin más pretensiones que enfrentarse a los demás equipos afines que empezaban a proliferar en Baracaldo. Sin embargo, las miras apuntaban a mayores empresas.

La familia Quincoces traslada su residencia a Vitoria por motivos familiares. Este hecho va a significar, a la larga, algo muy importante en la carrera de jacinto. Con trece años es llamado por el primer equipo de la capital vitoriana, el Alavés, para jugar un encuentro frente a Osasuna de Pamplona. Quincoces se embolsa ¡veinticinco pesetas de prima! Este es todo el beneficio que saca de la experiencia, frustrándose sus aspiraciones de quedar enrolado en el equipo vitoriano. Desilusionado, decide regresar a Baracaldo, donde juega una serie de partidos con el primer equipo, que no fructifican debido a la corta edad del jugador.

Quincoces no se desanima y accede a seguir su carrera en el filial, el Desierto, donde empieza a aflorar todo lo que el jugador lleva dentro. Su sobriedad y despejes acrobáticos le hacen adquirir una fama que se extiende por toda la geografía vasca y es el Alavés quien, tras varios tiras y aflojas, se hace con los servicios del jugador en la temporada 1925-26, siete años después de aquella primera prueba. A partir de este momento, el equipo vitoriano da un giro de ciento ochenta grados en su trayectoria y lo que antes eran derrotas se transforman en éxitos. Exitos que por extensión redundarían en beneficio de sus jugadores y, en especial, de Jacinto Quincoces.

Corría el año 1931 cuando Jacinto Quincoces obtiene el premio a su valía deportiva: fichar por el Real Madrid. Junto a él viene su inseparable amigo y compañero Ciriaco. Ambos, con el mítico Zamora, formaron una defensa de leyenda: Zamora, Ciriaco Quincoces, que aún hoy es citada como una de las mejores defensas del mundo, modelo de técnica y fuerza.
El primer año como jugador madridista no puede ser más fructífero, tanto para Quincoces como para el Real Madrid. El equipo blanco obtiene el Campeonato de Liga sin perder ni un solo partido, en dura pugna con el Athletic de Bilbao, que se resolvió en las dos últimas jornadas. No sería éste el único galardón que obtendría en su paso por el Real Madrid. Al año siguiente, temporada 1932-33, el Madrid se alzaría nuevamente con el título de Liga, otro galardón más para añadir al historial del bravo defensa baracaldés. En la Copa de España, el Madrid lograría el subcampeonato.
En la siguiente temporada sería a la inversa. Los blancos, con Quincoces plenamente integrado, quedarían campeones de Copa y segundos en el torneo liguero. Dos subcampeonatos ligueros más consecutivos dieron paso a la primera final de Copa entre el Real Madrid y el Barcelona, el 21 de julio de 1936. El Madrid se proclamó campeón del torneo (2-1), en un intenso encuentro disputado en Mestalla y en el que Quincoces se alzó como un valladar inexpugnable. El Real Madrid presentó el siguiente equipo: Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Bonet, Sauto; Eugenio, Luis Regueiro, Sañudo, Lecue y Emilín.

Ciriaco, Zamora y Quincoces

La guerra civil española puso un paréntesis a toda actividad deportiva. Tras la cruenta contienda no era fácil hallar soluciones para reconstruir la vida deportiva. Eran pocos los que querían asumir la responsabilidad de encauzar los destinos de los clubes o sociedades qué, prácticamente, habían desaparecido. A Jacinto Quincoces la guerra casi le retiró como jugador, y aunque volvió a formar parte en las filas madridistas, su carrera fue ya efímera.
Los medios económicos eran escasos y, por lo que concierne al Real Madrid sólo cuatro hombres quedaban en activo en relación con el equipo que ganó la Copa de España en junio de 1936: Sauto, Bonet, Lecue y… Quincoces. Es resto había decidido retirarse o se encontraban exiliados.
Jacinto Quincoces piensa en la retirada. Tiene 34 años y el largo paréntesis de la guerra parecía un hándicap insuperable. Sin embargo, prolongaría su carrera deportiva hasta 1942. En esa fecha y tras un encuentro disputado en Chamartín frente al Sevilla, Quincoces tomó la decisión de abandonar la carrera futbolística. El 8 de diciembre el Real Madrid le tributa un merecido homenaje que reporta al jugador la cantidad de 150.000 pesetas y el aplauso y cariño de toda la afición española.

Quincoces como entrenador del Valencia (en el centro)

Tras su retirada, Quincoces optó por seguir vinculado al mundo del fútbol. Se hizo entrenador y debutó en el Zaragoza. Tras un par de temporadas en el conjunto maño, es nombrado seleccionador nacional en 1945. Después entrenó al Real Madrid, ganando la Liga 1945-46. Jacinto Quincoces falleció el 10 de mayo de 1997, cercano a cumplir 92 años de edad, en Valencia.

Su sobriedad y despejes acrobáticos le hicieron adquirir fama mundial. Junto a Zamora, Ciriaco y Quincoces formaron una defensa de leyenda, que aún hoy es citada como una de las mejores defensas del mundo, modelo de técnica y fuerza.